La primera edición francesa de Les Ursitory fue publicada justo después de la Segunda Guerra Mundial, en 1946. Durante la guerra Matéo sufrió el horror de los campos de concentración, como muchos otros de su pueblo. Por eso pasaron muchos años hasta la publicación de este libro, escrito en 1938.
Matéo era parte del pueblo gitano, siempre viajando, en una época donde muy pocos sabían leer y escribir. Y él lo sabía. Como narrador tenía un gran talento y se atrevió a escribir.
Esta primera novela fue seguida rápidamente por otras dos: Le Prix de la liberté y Savina. En noviembre de 1961 Matéo tiene una experiencia espiritual que cambia su vida. Esto se descubre en sus obras posteriores. Matéo siguió siendo comunicador de la cultura gitana, y recorrió treinta y tres países dando testimonio de su encuentro con Dios.
Editorial Kohelet ha publicado las traducciones de Los Ursitory, El precio de la libertad (1955) y Savina, amar hasta enloquecer (1957)
Otras obras que serán traducidas próximamente:
La septième fille (1958)
Condamné à survivre (1984)
La poupée de mameliga (1986)
Vinguerka (1987)
Dites-les avec des pleurs
(continuación de Condamné à survivre, 1990)
Ce monde qui n´est pas le mien (1992)
Routes sans roulottes (1993)
Les Ursitory, escrito originalmente en francés, ha sido traducido por Editorial Kohelet a lengua castellana, catalán, inglés y ruso (disponible en Otoño).
Matéo nació en 1917 en Barcelona, España, donde su familia, después de haber recorrido muchos países del Este y Oeste de Europa, se refugió tratando de escapar a la Primera Guerra Mundial. Algunos años más tarde, en 1920, sus parientes se instalan en Francia, inicialmente como nómadas, sin domicilio fijo, después, ya sedentarizados viven en barracas de madera en Pantin, cerca de Paris, en lo que aún se llama «la zona». Su padre era un rom kalderash (calderero) que había salido de Rusia con toda su familia (alrededor de 200 personas) al comienzo del siglo XX para huir de los bolcheviques. Su madre, provenía de una familia de manouches de France. Antes de esto, sus ancestros habían vivido durante cinco siglos como esclavos en Moldavia y en Valaquia, principados de la actual Rumania.
Matéo nunca pisó una escuela. Su padre, calderero, hablaba mal el francés y su madre, artista de circo, era analfabeta. A los cinco años él ya hablaba varios idiomas, pero no sabía escribir porque nadie le había enseñado. Su padre sabía leer y escribir un poco, le enseñó a contar (es importante para el trabajo) y después le enseñó a escribir las letras del alfabeto. Esa fue toda su enseñanza. El resto, lo adquirió solo. Totalmente autodidacta, se alimentó de todo lo que caía en sus manos: periódicos, revistas, novelas de baja calidad y de grandes autores clásicos. Su madre murió cuando él tenía ocho años y su padre murió algunos años después. A los 14 años, era el mayor de cinco niños y tuvo que trabajar para alimentar a sus hermanos y hermanas. Inicialmente trabajo como calderero, igual que su padre.
A la edad de diecisiete años, lo casaron con una mujer mayor que él, con la que tuvo un hijo, Bourtia. Pero el matrimonio salió mal, se separó y Mateo se distanció de su familia rom.
En 1935, luego de esa separación, Matéo parte en busca de la familia manouche de su madre que viaja en caravana por el centro de Francia. Durante dos años, comparte la vida nómade con sus tíos y tías maternos y con sus primos. Fue a la vez feriante, vendedor ambulante y lo mejor, proyectaba cine de manera itinerante en diversas aldeas. El cine fue su nueva pasión y descubrió, entre otros, las películas de Harold Lloyd, Buster Keaton y Charlie Chaplin. Mas tarde él colaboraría primero como figurante, y luego como asistente de figuración en numerosas películas.
En esta época, cuando él tenía 21 años, un hecho dramático lo lleva a la escritura. En Auvergne, cerca de Clermont-Ferrand, dos familias manouches se enfrentaron violentamente por el honor de una joven. Una de esas familias era la de Mateo. Hubo numerosos heridos y varios muertos. Matéo, como otros miembros de su clan, fue arrestado y puesto en prisión bajo la acusación de asesinato colectivo. Pero Matéo no había matado a nadie, solo trató de proteger a los suyos. En la cárcel, Mateo escribe una carta a su abogado, un joven pasante llamado Jacques Isorni que más tarde sería famoso por su defensa del mariscal Pétain. El abogado, sorprendido por la desenvoltura con la que se expresaba por escrito el joven gitano, le pide que cuente con detalle su versión de los hechos para poder fundamentar su defensa. Matéo lo hizo y en algunos folios describió los hechos de esa trágica noche. El abogado Isorni, impresionado por la personalidad de Matéo, presiente que se haya ante un genuino talento narrador y posiblemente, escritor. Le provee papel y lápices para escribir y lo anima a aprovechar su encarcelación para escribir. Finalmente se desestimó el caso, pero la detención provisoria duró tres meses durante los que Matéo no cesó de escribir todo lo que se pasaba por su cabeza: su propia historia, la de su familia, crónicas y poemas y, sobre todo, su primera novela Les Ursitory que solo fue publicada varios años más tarde a causa de la guerra: era 1938 y ya se podía oír en Europa el ruido de las botas.
Ese fue un periodo muy difícil para los gitanos. Pocos lo saben, pero los gitanos fueron perseguidos al igual que lo judíos, como indeseables y gente de una raza inferior y más de quinientos mil perecieron en los campos nazis. Por suerte, Matéo y su familia escaparon de la deportación hacia los campos de la muerte. Pasaron casi toda de la guerra bajo arresto domiciliario en los campos de internamiento de Gurs y de Lannemezan en los Pirineos, en condiciones terribles que le dejaron secuelas físicas y psíquicas. A menudo recordará en sus escritos su sufrimiento y el de su pueblo durante este periodo. Durante su internamiento en los campos, escribió numerosos relatos, borradores de novelas y poemas, basados en lo narrado por su tío-abuelo Savka. La mayor parte de esos escritos, lamentablemente, han sido destruidos o simplemente se perdieron.
Cuando terminó la guerra, él y su familia, así como centenares de otros roms y refugiados de todo tipo, españoles, italianos y otros, se instalaron en las barracas, en tiendas y en caravanas en el cinturón de Paris y que aún se llama «la zona».
La primera novela de Matéo, Les Ursitory, fue publicado en 1946 en Flammarion gracias a la perseverancia del abogado Isorni que se había hecho amigo del joven hombre. La novela tuvo un éxito inmediato desde su publicación. Ese joven gitano que escribe con un estilo tan particular, agudo y vivo, intriga y seduce. No tarda en adquirir cierta notoriedad en los medios literarios. Periódicos, la radio y la televisión de los años ‘50 le dedican artículos y emisiones. Durante un largo periodo él solo escribe para periódicos y revistas. En la década de los ‘50 retoma la escritura y publica en Flammarion dos nuevas novelas: Le prix de la liberté y Savina. Encadena entrevistas y conferencias sobre los gitanos y participa en la creación de asociaciones como Les Etudes tsiganes. El mundo del cine lo llama frecuentemente por películas donde aparecen gitanos: Singoalla (1949), La caraque blonde (1953), Elena et les hommes (1956), Goubbiah mon amour (1956), Cartouche (1962), Les amants de Teruel (1962), Kriss romani (1963). En esta época se acercan muchos productores para poner en escena Les Ursitory pero ningún proyecto sale adelante.
En 1952, Matéo se casa con Jacqueline, una joven suiza con quien inició una relación epistolar y que se enamoró de él leyendo sus libros y sus cartas. Ella tenía una hija de un primer matrimonio llamada Carmen. Se instalaron juntos en Montreuil-sous-Bois donde vive la familia rom de Matéo. Jacqueline es rebautizada por la familia como Tita y su hija Carmen como Savina. Algún tiempo más tarde, en 1953, nace de este matrimonio una niña a la que llaman Nouka.
El comienzo de los años ‘60 marca un giro decisivo en su vida.
Hacía tiempo que él escuchaba hablar sobre un nuevo movimiento religioso que alcanzó a muchos gitanos: el movimiento evangélico. Tocado por la gracia, se convierte y su fe es tan fuerte que en algunos meses llega a ser pastor y misionero de la Mission Evangelique des Tsiganes de France. Consagra su vida a Dios y recorre el mundo en busca de sus hermanos roms para llevarles el evangelio.
Su nueva función lo lleva a traducir la Biblia al dialecto kaderash de la lengua romaní, pero solo fueron publicados el Nuevo Testamento y los Salmos.
Sin embargo, su compromiso religioso no puso fin a su actividad literaria, sino todo lo contrario. Escribe las novelas: La septième fille, Condamné à survivre, La poupée de Maméliga (novelas fantásticas), Vinguerka, Dîtes-le avec des pleurs, Ce monde qui n’est pas le mien y Routes sans roulottes que es una autobiografía.
Todos sus libros fueron publicados en francés y traducidos a una decena de idiomas. En 1986, su obra literaria es coronada por la entrega de la medalla de Chevalier des Arts et des Lettres. Él mismo funda, en 1983, el Prix Romanès destinado a promover la cultura gitana.
Matéo Maximoff no solo fue un conocido escritor sino también un narrador, poeta, cineasta, fotógrafo, reportero, militante de la causa de los roms y también un pastor. Su apasionante vida fue objeto de una biografía escrita por su amigo Gérard Gartner: Matéo Maximoff, carnets de route, así como de numerosos artículos en la revista Etudes tsiganes que en 2017 le dedicó un número especial de 160 páginas. Su nombre es citado en casi todos los libros que aparecen o han aparecido concernientes a los gitanos. Desde 2014 una mediateca en Paris lleva su nombre.
El primer objetivo de Mateo, al escribir todos sus libros fue, sobre todo, hacer conocer la cultura gitana a los gadjés (los no gitanos) de todo el mundo. También había hecho suya la misión de preservar esa cultura esencialmente oral, dejando una huella escrita y duradera que permita a las generaciones futuras llegar a conocerla. Posteriormente tradujo algunos de sus libros en lengua romaní, pero nunca han sido publicados, básicamente por problemas técnicos con la transcripción de una lengua que nunca tuvo escritura. Las novelas y los cuentos de Matéo son de interés etnográfico para científicos e investigadores porque se sitúan en Rumanía durante el tiempo de la esclavitud (Le prix de la liberté, en la Rusia de los zares posterior a la revolución bolchevique (Vinguerka, Ce monde qui n’est pas le mien), en una Europa conmocionada por la Segunda Guerra mundial (Condamné à survivre), en los campos de internamiento (La septième fille). Las dos novelas autobiográficas: Dites-le avec des pleurs y Routes sans roulottes se acercan más al mundo contemporáneo. Todas sus novelas dan un enfoque particular sobre estos periodos de la historia de Europa y sobre la historia de los gitanos en esa Europa. Por otra parte, todas las historias que se desarrollan entre los gitanos aportan mucha información sobre las costumbres, tradiciones y creencias ancestrales de ese pueblo.
Matéo Maximoff murió el 24 noviembre de 1999 en Romainville. Sigue siendo hoy el primer y más célebre escritor gitano del siglo XX. Su personalidad fuera de lo común, su obra prolífera y su compromiso con los roms hacen de él un autor imprescindible de la literatura gitana en el mundo.
Nouka Maximoff
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